Desde este punto de vista tanto el proceso de emancipación como el dejar ir a los hijos, significa tanto padres como para hijos una encrucijada a superar, la cual muchas veces puede complicarse porque implica un cambio que afecta a todos los miembros de la familia y cada uno lo llevará de una forma diferente en base a los vínculos y roles que tengan esos miembros dentro de su entorno familiar.
Tanto para los hijos como para los padres, este proceso genera múltiples emociones y sentimientos contradictorios que muchas veces son muy complicados de controlar y expresar. A este paso o decisión le antecede, en el caso de los hijos, un proceso muy complicado de rebeldía, crecimiento, madurez, miedos e inseguridades que muchas veces no terminan con la decisión de irse de casa. En el caso de los padres, de una u otra forma tienen asumido que esto ocurrirá, pero muchos de ellos al llegar el momento se sienten completamente vacíos y a veces culpables por no sentirse felices por este nuevo logro de sus hijos. Otra de las cosas que suele ocurrir en esta fase es que salen a luz ciertas grietas en la relación de pareja que no eran visibles cuando convivían con los hijos. estas vivencias de los padres se le suele llamar síndrome del nido vació.
Como toda situación nueva requiere de un tiempo de adaptación, una vez concurrido este periodo suelen disminuir estas emociones negativas. Sin embargo, en otras ocasiones estos procesos se complican y sin querer ambas partes se embarcan en situaciones dañinas para la familia, es en este momento cuando se recomienda acudir aun especialista.
Aquí os dejaremos algunos consejos para afrontar en familia esta etapa:
1. Algo fundamental es la comunicación abierta de las emociones y sentimientos y su consiguiente validación, en ambos casos.
2. Centrarse en lo positivo que han conseguido y vivido en familia y pensar en la nueva forma en que quieren vincularse.
3. Hablar de las expectativas que tienen los unos de los otros y los límites que quieren o necesitan en sus nuevos espacios.
4. Que la pareja retome actividades en común, fomentar el vinculo y la escucha mutua. También se aconseja retomar o darle mayor relevancia a la intimidad y sexualidad.