
Podemos decir que el duelo es elaborado y trabajado cuando la persona logra adaptarse e incorporarse al mundo a partir de una nueva identidad y un nuevo conocimiento de si mismo. Si no se elaborara adecuadamente puede convertirse en un duelo patológico y causar mucho más dolor a la persona que lo sufre y a las personas que le rodean. Este tipo de duelo puede presentarse como un retraso del duelo, ausencia de este o un duelo muy intenso y prolongado.
Tras la pérdida se puede hablar de 4 tareas para poder elaborar el duelo. Según William Worden, para superar la pérdida debemos hacer frente a 4 tareas inéditas en nuestro repertorio de experiencias vitales. La primera se refiere a aceptar la realidad de la pérdida, algo que aparece casi repentinamente cuando la persona abandona el estado de shock. Después de asumir que la perdida es real y que no hay vuelta atrás, se ha de experimentar el sufrimiento del duelo y enfrentarse a las múltiples emociones y sentimientos extremos que generan. Las ultimas dos tareas entran en la fase de renacimiento. Por una parte resulta fundamental adaptarse al nuevo entorno donde no esta el objeto perdido y por último reinvertir energía en la vida y en forjar una nueva relación, en la memoria, con dicho objeto.
Cuando hablamos de duelo patológico es difícil separarlo de la palabra depresión. Un duelo patológico se puede convertir en una depresión cuando los síntomas de tristeza son duraderos (varias semanas o meses) e incapacitantes, es decir que le impidan a la persona realizar una vida laboral, social y familiar normal.
Para que los duelos no acaben de esta manera es importante que la persona que esté pasando por este difícil trance, pueda buscar ayuda y asistir a psicoterapia. Esto sin duda le ayudará a elaborar el duelo. Consideramos que no hay mejor alternativa que pasar por estas fases, a veces tan dolorosas, con una guía y apoyo.