Con el fin de facilitar la trasmisión de la información, utilizaremos breves relatos de nuestra experiencia profesional. Cómo suele ocurrir en estos casos: los nombres, actividades y detalles descritos, son ficticios, con el fin de garantizar y proteger la confidencialidad de nuestros acompañados y familiares.
El acompañante terapéutico se nutre de distintas técnicas no interpretativas e interpretativas que permiten alcanzar los objetivos definidos en cada caso. En todo acompañamiento existen dos dimensiones de intervención que están relacionadas y que a continuación abordaremos a través de un ejemplo – “El acompañamiento de M”:
1. Una primera dimensión que podemos llamar instrumental, centrada en el hacer y en la búsqueda de posibilidades de estudio, ocio y actividades deportivas. En el caso de M, en varias oportunidades se hicieron juegos de roles, con el fin de favorecer el desarrollo de habilidades sociales que le permitieran obtener experiencias de éxito en la realidad.
2. Otra dimensión de trabajo que podemos denominar procesual/estructural, fue abordada de la siguiente manera: a partir de la constante presencia del acompañante, mediante su escucha, entendimiento, contención de preocupaciones, realizando ciertos señalamientos y recapitulaciones, M y el acompañante construyeron progresivamente un tipo de vínculo alternativo que le permitiera modificar la relación consigo mismo y los otros.
Mediante acciones concretas M pudo discriminar que muchos de sus temores, preocupaciones e inseguridades, no correspondían con su experiencia actual en el instituto, equipo deportivo y sus amistades. Es decir, desarrolló la capacidad de diferenciar entre su mundo interno y la realidad exterior.
Por otra parte, es importante considerar la participación activa de la familia y/o cuidadores en nuestro trabajo, ya que gran parte de los resultados dependen de su aporte. Los padres, al percibir la crítica situación que viven sus hijos/as experimentan niveles elevados de malestar, que se pueden manifestar de distintas maneras: irritabilidad, tristeza, preocupación, discusiones con pareja e hijos.
Los padres guiados por su preocupación intentan ayudar a sus hijos/as de la mejor manera posible. Sin embargo, en repetidas oportunidades, sus intentos de solucionar la situación incrementan la tensión de su hijo/a, lo que ocasiona relaciones familiares conflictivas.
Debido al progresivo aislamiento y retraimiento de M, se generó un ambiente familiar lleno de exigencias y reproches. Este ambiente, por un lado, intensificó el retraimiento y por otro lado, propició relaciones llenas de frustraciones e insatisfacciones en el núcleo familiar.
En un primer momento, con el fin de disminuir la tensión en la relaciones familiares, el acompañante le comunicó a los padres que la actitud de M respondía a dificultades emocionales, instrumentales y sociales, y no a rebeldía, caprichos y desinterés. Posteriormente, le transmitió la idea de retomar de manera progresiva, el instituto, el contacto con amistades y las actividades de ocio.
Por último, es importante señalar que el acompañamiento terapéutico se integra dentro de un equipo de trabajo interdisciplinar, por lo que resulta básico la continua coordinación y comunicación con los distintos profesionales y/o instituciones de referencia.
Durante todo el acompañamiento terapéutico con M se mantuvo una comunicación regular con el resto de profesionales. Esta comunicación tenía distintos objetivos: el intercambiar y contrastar información, el unificar criterios, y definir líneas de acción que permitiera alcanzar de la mejor manera posible los objetivos planteados.
Esperamos que esta información resulte valiosa para vosotros. Si tenéis alguna duda o comentario no dejéis de poneros en contacto con nuestro equipo.
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