Los ataques o crisis de pánico generalmente aparecen de repente y pueden alcanzar su máxima intensidad en unos 10 minutos. No obstante, pueden continuar durante más tiempo si el paciente ha tenido el ataque desencadenado por una situación de la que no es o no se siente capaz de escapar.
La cuarta edición del DSM IV TR define el ataque de pánico o crsis de angustia como una aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 minutos:
- palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca
- sudoración
- temblores o sacudidas
- sensación de ahogo o falta de aliento
- sensación de atragantarse
- opresión o malestar torácico
- náuseas o molestias abdominales
- inestabilidad, mareo o desmayo
- desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo)
- miedo a perder el control o a perder la razón
- miedo a morir
- parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo) y
- escalofríos o sofocaciones
Lo primero que debéis tener en cuenta es que para aprender a afrontar una crisis de angustia requiere tiempo y paciencia. Una de la claves es aprender a redefinir las actitudes frente al miedo extremo para enfrentarse al miedo y no evitarlo.
Una de las estrategias que mejor ha funcionado consiste en la aplicación de diez reglas para afrontar una crisis de angustia.
- Recuerde que lo que siente no es más que la exageración de las reacciones normales al estrés.
- No es ni dañino ni peligroso, solo desagradable. Nada peor puede pasar.
- No añada pensamientos alarmantes sobre lo que está pasando y lo que podría ocurrir.
- Fíjese en lo que le está pasando a su cuerpo ahora, no en lo que usted teme, en su mente, que podría llegar a ocurrir después.
- Espere y deje que pase el temor. No luche contra él. Acéptelo.
- Cuando deja de pensar cosas alarmantes, el temor se extingue por sí solo.
- Recuerde que lo principal es aprender a afrontar el miedo, no a evitarlo. Es una gran oportunidad para progresar.
- Piense en el progreso que ha hecho hasta ahora, a pesar de las dificultades. Piense en lo satisfecho que estará cuando supere este momento.
- Cuando empiece a sentirse mejor, mire alrededor y piense lo que puede planear para hacer después.
- Cuando esté listo para continuar, comience despacio, en un estado de relajación. No necesita correr ni esforzarse.
W. R. Reid defiende ocho actitudes de recuperación para afrontar el pánico frente a opciones como las técnicas específicas de recuperación. Compara las ocho actitudes más habituales de los enfermos frente a actitudes que resultan más eficaces.
Actitudes habituales vs Actitudes "curativas"
- "No puedo permitir que nadie lo sepa" / "No me avergüenzo".
- "El pánico es malo. Es el enemigo." / "¿Qué puedo aprender como estudiante del pánico?"
- "Quiero evitar los síntomas." / "Quiero hacer frente a los síntomas para adquirir conocimientos."
- "Tengo que descansar ahora." / "No me importa estar preocupado aquí y ahora."
- "Tengo que permanecer en alerta." / "No voy a permanecer en alerta contra la ansiedad."
- "Esto es una prueba." / "Esto es la práctica."
- "Tengo que tener certeza de que no hay riesgos." / "Puedo tolerar la incertidumbre."
- "Será mejor que esto funcione." / "No importa si no funciona".