¿Qué es el acompañamiento terapéutico? ¿Qué hace un acompañante terapéutico? ¿Cómo trabaja un acompañante terapéutico? Estás son algunas de las preguntas que de manera continua nos plantean familiares, acompañados y en menor medida profesionales socio-sanitarios.
En el presente artículo intentaremos dar respuesta a dichas preguntas. Con el fin de facilitar la trasmisión de la información, utilizaremos breves relatos de nuestra experiencia profesional. Como suele ocurrir en estos casos: los nombres, actividades y detalles descritos, son ficticios, con el fin de garantizar y proteger la confidencialidad de nuestros acompañados y familiares.
¿Qué es el Acompañamiento Terapéutico?
En una oportunidad los cuidadores de un chico nos llamaron ya que necesitaban un “amigo terapéutico” para un joven que se encontraba bajo su tutela. Dejando de lado las posibles explicaciones de dicha petición, podemos señalar algunas características que definen el acompañamiento terapéutico.
El acompañamiento terapéutico es un dispositivo asistencial que facilita el abordaje, la intervención y la transformación de determinados aspectos del funcionamiento cotidiano del acompañado, como por ejemplo la forma que tiene de relacionarse consigo mismo y con otras personas.
Algunas conductas descritas por los padres que reciben nuestro apoyo son: pérdida de relaciones con amistades, dificultad para mantener la continuidad en actividades de ocio, fracaso escolar, relaciones familiares conflictivas, consumo abusivo de alcohol y/o drogas, entre otras. En este sentido, es común que los padres manifiesten relatos como este: “…mi hija de manera progresiva se ha distanciado de sus amistades, pasa gran parte del tiempo sola en su habitación, suspendió la mayoría de las asignaturas del curso y ya no sale de casa…”
¿Qué hace el Acompañante Terapéutico?
Si entendemos que el acompañamiento terapéutico se despliega en el contexto cotidiano del acompañado, nuestro trabajo lo desarrollamos en el hogar, el polideportivo, el centro comercial, la piscina, el cine, museos y en los distintos escenarios que forman parte de su comunidad.
Está flexibilidad y amplitud propia del dispositivo, nos permite facilitar una función de guía, apoyo y sostén en la construcción, reconstrucción y/o mantenimiento (según las circunstancias de cada caso) del lazo socio-afectivo que une al acompañado con su comunidad.
Una breve ilustración nos facilitara la comprensión de esta idea. M era un joven que en los últimos años acusaba un progresivo aislamiento social. Dicho aislamiento incrementaba su ansiedad, tristeza y sentimiento de ineficacia, lo que le llevaba a un mayor distanciamiento de las relaciones sociales (amistades y familiares) y de aquellas actividades que implicaran contacto con otras personas (académicas y de ocio). Es decir M se encontraba atrapado en un “circulo vicioso”.
Luego de una detallada exploración de las circunstancias vitales de M y de diversas entrevistas con los padres, considerando en todo momento sus fortalezas y sensibilidades, tomamos la decisión conjunta (padres, M y acompañante) de irnos acercando progresivamente en un primer momento al polideportivo, luego jugamos al baloncesto y posteriormente (después de haber transcurrido un tiempo prudencial) nos animamos a jugar baloncesto con un grupo de chicos.
En un próximo artículo abordaremos la siguiente pregunta: ¿Cómo trabaja un acompañante terapéutico? Con el fin de continuar dando respuestas a vuestras inquietudes.
Foto: http://www.itstartswith.us