
En nuestra cultura puede resultar difícil e incómodo ser introvertido, ya que ser sociable y extrovertido suele valorarse sobre todo lo demás.
Cuando pensamos en el liderazgo y la creatividad, necesitamos que los introvertidos hagan lo que mejor saben hacer. De un tercio a la mitad de la población es introvertida y todas estas personas están ligadas al prejuicio de no encajar en lo “valorado” por la sociedad y este prejuicio se termina interiorizando por todos desde pequeños.
Para entender esto con claridad, necesitamos entender qué es la introversión:
La introversión es diferente a ser tímido, la timidez se relaciona con el miedo al juicio social mientras que la introversión se relaciona más a la respuesta que se da ante la estimulación, incluyendo la estimulación social. Los extrovertidos buscan estimulación, mientras que los introvertidos se sienten mas vivos y capaces cuando están en un ambiente donde hay menos estimulación.
Así que la clave para desarrollar nuestro talento es colocarse en el espacio de estimulación más adecuado para cada uno. Pero es aquí donde apunta el prejuicio: nuestras escuelas y nuestros lugares de trabajo están desarrollados principalmente para los extrovertidos y sus grandes necesidades de estimulación. Aunque no hay polos absolutos, muchos de nosotros nos reconocemos de un lado u otro, por ende, culturalmente necesitamos un mayor equilibrio.
Esto es importante cuando pensamos en productividad y creatividad: las personas introvertidas son muy buenas intercambiando y desarrollando ideas, y esto es así porque la soledad es a menudo un ingrediente indispensable de la creatividad.
Los grupos suelen seguir las opiniones de aquellos más carismáticos y dominantes, incluso cuando existe una correlación nula entre ser un buen orador y tener buenas ideas. Sería mucho mejor para todos que se expandan las ideas propias libres de la distorsión de esta dinámica y así poder reunirse como grupo en un ambiente más liberado.
Ahora, si esto es así, nos preguntamos por qué se suelen adecuar de esta forma las escuelas y espacios de trabajos, y por qué a veces hacemos sentir culpables a los introvertidos por querer ir de otra manera. Esto nos demuestra como la cultura occidental ha favorecido siempre a las personas de acción, por encima de la persona contemplativa.
En este sentido, todos podemos aportar algo para que se desarrolle una aproximación socialmente diferente, en relación a este tema:
- Fomentar el intercambio espontáneo de ideas. Esto es genial para los introvertidos y extrovertidos: da más libertad, privacidad y autonomía.
- Dar rienda suelta a creaciones y pensamientos propios. Todos deberíamos tener la posibilidad de desconectarnos mas a menudo y colocar el foco dentro de nuestras propias cabezas.
- Mirar de forma positiva lo que hay dentro de nuestro “equipaje”. Los equipajes de los extrovertidos quizás estén llenos de libros, copas de vino o equipos de buceo: esperamos que los muestren en cada oportunidad que tengan y nos enriquezcan con su gracia y su alegría. Los niños introvertidos, debido a su estilo, probablemente tengan el impulso de guardar cuidadosamente, lo que tienen dentro de su propio equipaje, pero de vez en cuando, esperamos que lo abran para que otras personas puedan verlo: el mundo los necesita y necesita las cosas que llevan.
Con información de: The Power of Introverts